El infortunio de Tartalo

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Ya hace muchos años de cuando la propia inquisición amedrentaba al propio pueblo. No había nada tan sagrado que la palabra de dios. Y es que todo lo que decían los sacerdotes iba a misa, y aquello que se alejaba de ellos era cosa de paganos e incluso del propio diablo. Por ello, y con el fin de auyentar las malas tentaciones era imprescindible acudir a la eucaristía todos los domingos 

Hubo un día en el que dos hermanos, decidieron ir a cazar en vez de acudir a la misa habitual. Desde bien temprano cagieron todos los bártulos necesarios y adentrándose en el bosque dieron inicio a la sesión escopetera. Pero estando en la faena, la niebla inesperadamente se introdujo en el bosque asolando a cada uno de los hermanos. Los hermanos, estuvieron vagando por su cuenta durante un tiempo. Sin embargo, uno de ellos, habiendo avistado una gran sombra, y bien entrado en pánico, detonó en varias ocasiones la escopeta que portaba entre manos. La sombra parecía ser algo realmente monstruoso, pero una vez que se aproximó vio a su hermano bañado de sangre. El espanto y el hecho de saber que el acto fue en hora de misa, con el fin de avitar sospechas, cargó el cuerpo hasta una cueva cercana. No muy lejos de esa cueva vivía un ermitaño un tanto extraño al cual había perdido un ojo en la guerra y apenas se le conocía por el pueblo. Es más, todo aquel que pisaba sus tierras, era expulsado inmediatamente de manera ruda y grosera. No obstante decidió hacerlo de esa manera. 

La niebla iba desapareciendo y poco a poco se iba avistando un rebaño. A sabiendas que estas eran del ermitaño tenía que y como contar lo sucedido para librarse de cualquier condena. Bajó al pueblo, y aunque la idea era macabra y cruel, fue directamente al cura para que su inventado incidente tuviese la fuerza suficiente como para desviar la penitencia. Contó al cura que cierto era que no había acudido a la misa y que por ello aceptaría el correctivo correspondiente. Sin embargo, detalló que un gran gigante de un sólo ojo apareció delante ellos provocando una huida de terror. Para evitar al gran gigante, no tuevieron más que adentrarse en una cueva viéndose acorralados. Él es el único que pudo huir, pero mientras huía vio como aquel gigante daba muerte de manera despiadada a su hermano. El sacerdote, sorprendido, le acompañó junto con los correspondientes alguaciles a la cueva con sumo cuidado y allí es donde encontraron al hermano bañado en sangre junto al ermitaño de un sólo ojo. Pensando que tenía poderes sobrenaturales, detuvieron al ermitaño y lo quemaron en la hoguera con el máximo veredicto.
 

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En tiempos en el que ir a misa era obligatorio, había quien sostenía otro tipo de creencias aunque de manera oculta. Así es como era Tartalo. Era un ermitaño que mantenía la cultura ancestral el cual había perdido un ojo en la guerra. La crueldad de la guerra le trajo la desconfianza hacia los demás y por ende prefería estar en soledad. Vivía en un viejo y oculto caserío junto a unas pocas ovejas. Y dentro de sus tierras, mantenía un recovecocomo podía ser una cueva que para él era muy preciada ya que en ella hacía su pequeña fogata al igual que sus antepasados y podía estar a sus anchas. Sin emabrgo, una vez que entraba la niebla, a sabiendas del peligro que esta podía acarrear, se volvía a su pequeña morada.

Una vez, al igual que otras muchas veces, escuchó tiros de escopeta alrededor. Sin embargo, se le hizo extraño ya que bien sabía que era la hora de la misa. Los vecinos del pueblo, en general, eran muy supersticiosos, y era impensable para ellos saltarse algo tan sagrado. Ante esto decidió salir del caserío no dándose cuenta que dejaba la puerta entreabierta. Caminando entre sus tierras, y acercandose hacia la cueva vio entre el resto de niebla una persona alejándose. Para entonces las ovejas ya le habían adelantado. Se acercó y allí es donde vio una persona ensagrentada que yacía muerta. No sabía que hacer, en ese momento estaba en shock. Y es que siendo la persona que era nadie le iba a creer. Pero etando un buen rato como dar respuesta a tal situación apareció el cura protegido por los alguaciles el cual ordeno su detención inmediata por semejante barbarie. Lo bajaron detenido tratándolo como un auténtico monstruo salvaje. Intento mil y una veces mediar palabra pero no sirvió de nada. Par cuando se dio cuenta, lo ataron en la plaza del pueblo y dieron fuego a la madera que velaba bajo sus pies. 


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La discapacidad siempre ha dado que decir o como actuar. y es que a raiz del desconocimiento, se ha hecho uso de pedagogía excluyentes. E históricamente no hay que ir muy lejos. No hay más que ver los inicios de cada asociación de nuestro entorno. Sin embargo, ha habido años lúgubres y oscuros donde la propia iglesia destacaba que la discapacidad era un castigo de dios, era una obra del diablo. De ahí el cambio de perspectiva de la propia mitología donde los gigantes o los entes con algún tipo de discapacidad no eran más que rebeldes y malignos; he ahí la figura de Tartalo. Las historias antes contadas, no son más que dos maneras de ver una posible leyenda; dos relatos imaginarios inventados para dar el qué pensar. La diferencia del uno al otro es importante, y con ello queremos transmitir que es importante conocer todas las partes y darle una opción a todas las personas, incluidas aquellas con algún tipo de discapacidad. Hoy en el día de la discapacidad y del euskara nos ha parecido coherente compartir esto mismo para abrir un poco el corazón de cada uno. Sin embargo, debemos pensar en ¿que podríamos cada uno de nosotros aportar para abrirnos a la diversidad?¿Cómo hacerlo?¿En qué nos podemos comprometer?

TEN LA MENTE ABIERTA, Y SÓLO ASÍ DESCUBRIRÁS LA VERDAD

Caminando juntos sabe mejor

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