Instante de oro

13:41


Hoy es día festivo. Este fin de semana hemos decidido venirnos a iparralde. Hoy, sin embargo, hemos pensado adentrarnos en las tierras del palacio de la Abadia. A decir verdad, el tiempo es inmejorable. El sol se muestra solemne y la temperatura a pesar de la pequeñas ráfagas del viento norte es neutra. Internos entre la naturaleza, la fuerza de las olas se oye por doquier. Una panorámica, otra… el lugar es extraordinario, y los niños tienen suficiente con cuatro palos y cuatro bellotas. A nuestros niños por lo menos les es suficiente. Una cañada, otra… y todo muy cerca de todo. Y cuando estamos frente a la villa de Hendaia e ahí donde surge la magia. Se acerca otra familia, y surge el trance de la leyenda. Sin apenas conocernos el fuego de las leyendas se ha encendido como antaño.

“Hace muchos años vivía un gigante en los aledaños de Baiona. Sin embargo, este muy enfadado con los de la ciudad huyó a las Peñas de Aia. Aquí sacó el matxete y corto la punta de las tres cimas haciéndolas caer en la bahía de Hendaia.”

Es cierto que las leyendas hacían la función de transmitir las representaciones y pensamientos o miedos de nuestros antepasados. Sin embargo, nos gustaría recalcar la llama encendida de la nada. He ahí el mayor de los tesoros del boca a boca de nuestros ancestros. Si nos mantendríamos así… 

DESCONOCIDO

Caminando juntos sabe mejor

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