Lluvia

La lluvia amanece entre árboles. La tan preciada lluvia se ha presentado ante nosotros, en nuestros prados, en nuestras faldas. Y con ello el cambio de traje de verano a otoño. Las hojas en faz, las primeras castañas, y charcos, y más charcos por todos los lados. A decir verdad estabamos en un estado límite de secano. Son muchos meses desde la última llovizna. Puede que allá quien esté enojado por ello, pero estos nunca apreciaran nuestro entorno tal cual es.

En nuestro caso teníamos una salida planificada. Pero las experiencias varían con la lluvia. La lluvia, moja, enfría, humedece nuestro cuerpo… y si sumamos la inactividad de este postrado en un asiento… doble riesgo. Muchos de nosotros diríamos “adelante”; pero con movilidad reducida, además de una experiencia desagradable multiplican las probabilidades de resultados non gratos. Por ello es importante dejar la puerta de la decisión abierta, para que aquellas personas que no deseen caminar bajo la lluvia tengan ese derecho. Hasta el momento así nos lo han hecho saber… Y ante ello que menos que saber que la montaña siempre estará esperándonos con sus brazos abiertos.