El secreto del haya

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Plantas de Huerta Otea, Salamanca: Haya común (Fagus sylvatica)

En nuestra tierra la hermosura del hayedo siempre ha sido parte de nuestra identidad. El sentido de la vida se palpa en su interior; de ahí nuestro particular bálsamo de oxígeno; y los animales, las propias criaturas, grandes y pequeñas, se arrodillan al amparo de sus raíces. En su coraza aguarda miles de historias, miles de pasadizos.

No obstante pocos saben lo que oculta. Nuestros antepasados por ejemplo, con el fin de hacer frente a la diarrea, hacían uso de su corteza. La ponían en agua, la hervían o no quedaba más que beber su esencia. Este mismo brebaje se utilizaba también para contrarrestar la fiebre o la bronquitis. Y con las hojas, se encaraba a las alergias y dolencias de la piel.

Es más, durante siglos, los propios animales se han alimentado de sus semillas llenas de proteínas y de hidratos de carbono.

Sin embargo notamos que todos estos conocimientos se van desvaneciendo poco a poco entre la nada. Pero si recalcáramos que estas semillas se utilizaban para la repostería, a lo mejor… a lo mejor hacemos que resurja su importancia.


Caminando juntos sabe mejor

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