La cocina de los gentiles
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Estando las tropas de Gipuzkoa fuera de combate, El reino de
Castilla deseaba debilitar el entorno del reino Navarro para proceder a la que
podría ser la última estocada. Sin embargo, las tropas castellanas se encontraron
con una gigantesca pared de piedra cáliza. Nadie entraba en esa pared sin el
permiso de la torre de Auza-Gaztelu. Y es que la “cocina de los gentiles”, además
de ser la entrada a la tierra soberana de Navarra, era la inserción hacia lo oculto
y lo desconocido. Más allá de cualquier bandera, era la naturaleza quien
reinaba sobre esta gran muralla llena de peñascos, y eso amedrentaba a
cualquier foráneo que no fuese de la comarca. Sólo aquel que residía en ella
sabía lo que daba y lo que quitaba. No hubo tropa que no se quedase en el
camino. A pesar de que en siglo XVI el reino fue usurpado a causa de su
debilidad, los diferentes imperialistas han mostrado una actitud de desconfianza
hacia esta cadena permaneciendo siempre a sus pies. Y es que a pesar de todas las
cruces clavadas a fuerza de ley, las diferentes leyendas continúan manteniendo el
fervor de la naturaleza como resistencia de cualquier opresor.
Este fin de semana, nos vamos a acercar a ver la grandeza de
esta fortaleza que más allá de las personas alberga la controversia entre el
ser humano y la tierra. Solamente ver que la sombra de la morada de Mari nos
acompaña en todo momento debemos estar agradecidos por dejarnos entrar en el
cobijo donde empiezan los mitos.
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