Trentxiki

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Desde bien pequeños, siempre hemos tenido la suerte de que nos han mostrado nuestro entorno más próximo para así poder apreciarlo. La gente más mayor nos repetía que no había “que ir muy lejos para contemplar un paisaje de ensueño”. Y es que era muy habitual ir a los diferentes recovecos del entorno. En el caso de Andoain, no hay vecino que no se haya acercado a “Otita”, “Etxarri” o “Kaxkabeltza”; no hay vecino que no se haya bañado en el “Puente de las brujas” o en Ubane; y en eso ha sido de gran ayuda tener una vía verde que a pesar de que en los libros se especifica por el nombre de Plazaola, los del pueblo lo conocen como “Trentxiki”. Ante esta vía sólo había que coger una mochila con lo correspondiente, un buen calzado… y a perderse en la naturaleza.

Y así es como ha sido también parte de la juventud de Pablo. Y es que Pablo como buen andoaindarra durante años ha disfrutado de este entorno natural. Sin embargo, una enfermedad le ha alejado de ella haciendo que sus recorridos se centraran en trayectos cortos y llanos con la ayuda de un taca-taca. Es por ello, que habiéndolo conocido, le surge la oportunidad de volver a recordar viejos tiempos y lugares, y así es como lo hizo. Simplemente, habló con nosotros, eligió Leitzaran sin pensar… y adelante.

Eso es el mayor de los secretos para nosotros. Puede que podamos hacer del recorrido una caminata más completa, pero la decisión siempre recae sobre la propia persona, en este caso Pablo. Y nosotros somos los grandes privilegiados de esa gran experiencia de montaña que de una manera u otra es compartida.

Caminando juntos sabe mejor

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