Martin "Urde"
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Ya hace muchos años de esta historia. Hubo hace un tiempo un joven perverso llamado Martín. Al parecer, era conocido como Martin "Urde" (Cerdo), y sitio que iba sitio que ensuciaba; bajaba al pueblo y no dejaba recoveco sin ensuciar. Y a pesar de las reprimendas, día tras día hacía lo mismo.
Una vez, estando sólo por el bosque con un pequeño carromato, se le trabó una de las ruedas de madera en un profundo orificio con tan mala gana que ésta se partió en dos. Ante esto, entró en cólera y destrozó el carromato en mil pedazos y arrojó cada parte a los mil vientos ensuciando cada recodo del bosque. Habiéndose tranquilizado, se le acercó una mujer entrada en edad y:
- Se podría saber en que piensas, joven?
- Vieja cotilla. ¿qué le importará a usted lo que haga yo?
- ¿Hás visto como ha quedado todo? La cólera del dueño y la dueña del bosque va a ser de igual cuantía.
- Jajaja –se reía jocosamente-
- Si Basajaun eta Basandere apareciesen en tu caserío a medianoche no te reirías tanto. No subestimes su cólera.
Martín, arrogante y fanfarrón continúo haciendo de las suyas camino a su caserío haciendo caso omiso. Sin embargo, al mismo tiempo que atardecía, la preocupación fue en aumento. Habitualmente, después de cenar acostumbraba irse a la cama, pero la angustia no le dejaba pegar ojo. Intentó que no le afectará pero todo lo que hacía era en vano. De repente, la puerta de la calle repicó. El miedo invadió repentinamente su cuerpo. No obstante, sentía la necesidad de abrir la puerta. Una vez abierta ésta, se encontró con dos sombras gigantes. Ambas tenían abundante pelo, eran robustos, uno con barba jamás vista y la otra con el pelo recogido en una larga trenza…
- ¿Eres tú el tan conocido Martín?
- Si… Si soy yo –con voz temblorosa-
- Has decapitado uno de nuestros corderos. ¿Lo sabías?
- ¿Qqq…qué?
- Estando con nuestro rebaño, un trozo de tu carromato ha golpeado a un cordero matándolo en el acto. Ni pides perdón, ni has dado la cara,… y lo peor allá donde pasta nuestro rebaño lo has dejado hecho una pocilga. ¿Cúal crees que debería ser tu penitencia?
- No... no... espera. A decir verdad, lo del cordero... lo... lo siento. Lo siento de verdad.
- Eso es lo de menos. Pero ¿y el bosque? -pregunta Basajaun con tono de enfado-
- Tran... tranquilo que ahora lo soluciono.
Martin, salió disparado de entre los dos y gracias a la luz de la luna pudo ver cada rincón ensuciado. Pasó toda la noche recogiendo lo ensuciado. Y así es como terminó de limpiar el bosque antes de que cantará el gallo. Una vez recogida la basura, destrozado, volvió con todo al caserío. Una vez que volvió a tumbarse en la cama, la puerta volvía a sonar. En esta ocasión tanto Basajaun como Basandere traían un cesto cada uno.
- El bosque vuelve a estar limpio, y así es como nos gusta que esté. A cambio de tal esfuerzo siempre tendrás setas y frutos como estos. Pero para ello es preciso cuidar la naturaleza.
Dicho esto, dejaron los cestos en la entrada y se marcharon hasta que sus sombras desaparecieron dentro del bosque. Desde entonces, Martín siempre intenta mantener limpio cada rincón. Y así es como lo hizo mientra vivió.
HERRIKOIA
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