Participar en algo tan extraordinario como es compartir

Avanzar con la misma filosofía con la cual se comienza es complicado. No obstante, es importante mantener el rumbo para que lo que se está construyendo tenga su fruto. Siempre hemos creído que la montaña debe estar al alcance de todo aquel que quisiera disfrutar de ella. Sabemos muy bien que existen límites en los que es mejor no pasar la línea. Y así es como hacemos que la montaña sea más segura para todos. En eso consta nuestra labor, en facilitar espacios y disfrutar de la grandeza de acompañarles en algo tan maravilloso como es la naturaleza. Para ello es imprescindible conocer a la persona, y es que es ésta la que nos va a brindar el derecho a participar en algo tan extraordinario como es compartir su propia experiencia en un entorno natural.  Ahí es donde comienza la magia. Cada persona que acude a nosotros previamente la conocemos, intentamos saber de sus deseos, partimos de sus capacidades aunque solo conste en respirar, y ante todo y sobre todo… sostenemos la virtud del derecho a decidir. Sólo desde este punto construímos lo que hacemos; y sólo desde este punto satisfacemos plenamente lo que cada persona con movilidad reducida quiere. Por eso más importante que subir a cualquier Annapurna, es saber realmente si la persona que vas a acompañar quiere subir a este. Sólo en ese caso seremos reales y dibujaremos la línea de nuestras posibilidades y capacidades.